No hace mucho tiempo, allá por 2014, un desconocido Juan Merino, hasta el momento técnico del Betis B, cogía las riendas de todo un Real Betis Balompié tras la destitución de Julio Velázquez. El conjunto verdiblanco no acababa de arrancar, y en un proyecto destinado al ascenso, se encontró con una plantilla a la que apenas conocía y sin saber si su futuro más inmediato iba a estar ligado al primer equipo.
Pero trabajó a destajo y firmó 4 victorias consecutivas en sendos partidos contra Llagostera, Mallorca, Lugo y Racing de Santander. Tras cosechar los 12 puntos más dulces de su carrera como técnico, la dirección deportiva le puso sobre la mesa la opción de ser el segundo entrenador del que iba a ser su sustituto, Pepe Mel. Merino rechazó la propuesta con la cabeza bien alta y volvió al filial bético.
Pepe Gálvez asume ahora los mandos del Mallorca como interino. Se habla de ‘’ultimátum’’ por todas partes pero él sabe que no lo es. Él sabe que tiene su mejor ocasión de gol, un mano a mano frente al portero que, si es convertido, le erigirá como un héroe ante su afición. Está frente a la oportunidad de dirigir al equipo de su corazón, y, personalmente, no creo que la desaproveche.